Poemas de
César Sánchez Beras
Para César Sánchez Beras la veracidad poética se comprueba desde la imagen cristalina, casi visual de los objetos, signos verbales, relampagueos entrecruzados que irrumpen con una elegancia y sinceridad transformadoras. Pocos poetas dominicanos tienen un ritmo tan compacto, una palabra tan precisa. Si César Sánchez Beras sigue explorando, explotando, reformando, enriqueciendo estas virtudes, no habrá poeta dominicano que se le iguale en plasmar la belleza de lo dicho, de lo por decir . José Alejandro Peña (tomado del estudio a los poetas)
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Cuando ella besa
Ella puso su lumbre sobre mi boca hueca
y se llenó mi sangre de pájaros y soles,
ella sembró de nidos los ojos de la lluvia
y de mis manos toscas brotaban caracoles.
Ella puso su lengua sobre la nueva herida
y se rasgó en fulgores mi vieja cicatriz,
su lámpara cantaba una canción marina
con estrofas de algas, de peces y de raíz.
La noche se quemaba en sus ojos de ángel
mientras su boca hurgaba mis nuevos aquelarres
con la llave de un sueño que vive en la otra edad.
Su dicha era una bruja que con ojos vendados
desataba en mi boca los últimos conjuros
con una lluvia nueva nacida de los pájaros.
En el fondo
Te pido que me quieras como yo soy por dentro
que atravieses resuelta la epidermis inmunda,
que igual como quien busca en las aguas profundas
descorras mis cortinas, que me enturbies el fondo.
Te pido que me veas en el cristal más hondo
que quites las escamas que bosquejan mi ser,
que destejas mi sombra, que me quites la piel
que quites las escorias del metal que yo soy.
Te pido que esta vez abandones la orilla,
que me laves el fango, que descifres mi arcilla,
que transiten tus manos mi costado sediento...
Y verás que en el fondo de mí mismo, un espejo
repite con su luz en múltiples reflejos,
tus ojos que me miran en el que soy por dentro.
Poema 2
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No tuve otro camino que no fuera
la agonía de las algas que perecen
bajo las velas azules de los muelles
frente a los soles quebrados de septiembre
me fue preciso
locura adentro quitarme las gaviotas
callar el orfeón que va en la sangre
negarle a mis vísceras la rabia
reconstruir la palabra sortilegio
no tuve otro camino que no fuera
devolverle mis pasos a tu olvido
subirme al antifaz
endurecerme
desmontar los dioses que se erigen
en el mágico preludio de las sombras.
Poema 6
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Tú llegabas sin rostro
corriendo de espaldas hacia un abismo
detenida en un reloj que te nombraba
llegabas con el viento
demiurgo de la ausencia que me busca
profeta de la luz conjuro y símbolo
arúspice profano que me besa
en cada tañido de campanas
tu llegabas cantando el himno del regreso
otro era el que ataba tu cintura
era otra la muerte
el cadalso era un espejo azul era la espada
con la que tu vencías los tiempos soberanos
tú llegabas derritiendo fantasías
arrodillando sombras destituyendo dioses
tus manos transpiraban sinfonías
por eso te recuerdo cuando llueve
el verso estaba cayendo de la luz
había un cuento de Borges en tus ojos
la boca era un resquicio cristalizando llamas.