Poemas de
Miguel Antonio Jiménez
AL FILO DEL AGUA
XI
Aleteando en el hilo de la sangre
sin resignarse un solo instante a lo eterno
inmerso en el deseo alarga el tiempo
la noche acuchillada por la sed
imán de flor estremecida al ansia
agarrado a su estrella sueña el alba
el dolor de la nada ahondada al beso
el sol blande en su llama
la pasión de los sueños
rueda, una gota de vinagre en tu sed
y en una luz fugaz hiere la vida
el mundo que se ahonda en tu interior
fugitiva de ensueños es tu voz en la nada
sella su honda herida luz de angustia
agoniza la luz sobre la faz de Cristo
subsuelo amado revuelto en la ternura
de tu sangre en el revés del río
fugitivo el fuego venga en tu voz
el instante que fluye de la huida
en el quebrado espejo de tu ser
balanza el equilibrio cuajado de horizontes
siendo del alba su puerto en el hueso de la luz
rueda por su sangre el mundo en la nada del no ser
tiende la sílaba a desnudar la muerte
ardiendo el corazón sobre la tierra
en tu rostro otro paisaje dibujaba el infinito
cede el alma al perfecto mar del sueño
donde beben los tiempos laberintos de sed
invalida el futuro el emblema del ser
gangrenado el planeta emigra en pus
llagas sangran miércoles de ceniza
posee el sentido el ser de su desgarro
sucumbe el pez a la daga del sueño
respira en otra luz su sensitiva escama
los ladrones del tiempo explican tu nostalgia
obsesión del espíritu ante la página
se vuelca el día en la selva de un hacha
derramado en la forma tu conciencia
luz de flor en la huida el sueño toca
el siglo que apuñala un cielo arriba.
XIV
Una mirada que describe el mundo
donde el deseo es imagen y la memoria es vida
en la indetenible rueda del tiempo
y el tiempo regresa en la acción de la luz
percibiendo el rumor del universo en tus oídos
en un retorno eterno que renueva la vida
y conjuga el ser en su libro infinito
un mundo dentro de tu mundo
va cantando en la fuga que la arcilla moldea
y un símbolo de sueño imagina tu voz
abanico posible de existencia y creación
cifra regresiva del vital movimiento
en el maleable barro de los nueve círculos
donde la historia muestra su fórmula convulsa
allí diviso la montaña que dio nombre al océano
allí naufraga la aventura y se resuelve el mito
en un rumor nocturno donde se fija Dios
y el hombre vive su trunca eternidad
su travesía de edén y espacio nuevo
en la emoción de la tiniebla que anuncia toda luz
porque la pasión late lo mismo que una ola
en el rumor del viento
y tu canto es quimera de equilibrio en la sombra
donde la noche hace la invención de otro mundo
donde es tangible el sueño de atravesar al día
en su soplo divino.
XV
Hoy la ciudad amaneció en mis manos
y arde de ayer su voz acuchillado
como un torrente íntimo
es una flor de sangre que gotea de su río
en lo oscuro quemado de aire y sueño
y su trampa de lodo es resumen de orilla
que recorta la sombra de mi día
y un vacío amarillo hiela el alma
curiosidad del viento de la espina
que se clava en la imagen de la sed
como un ángel de lluvia donde se exprime el verso
y sangra sueños y bosqueja difuntos
donde el instinto dobla el relincho del miedo
el tiempo poda poco a poco mi rostro
es un caballo sin fin en una labor agria
Hoy la ciudad amaneció en mis manos
y resbala en el tacto una fiebre convulsa
donde el hombre repite las consignas del humo
en la estéril palabra de las ruinas
y una luz nos dibuja en la erizada huella de la vida
en el ángel terrible de las calles.
(De caída agonizante, 2000)
CRECE UN ARBOL EN MI VOZ
Crece un árbol en mi voz
como un árbol tiembla su raíz
bebo el verdor del sueño de su música
de mis sienes brota limpio un tallo
la sangre es un fluir de tierra y fuente
la rosa que se hace densa tiene mi voz
desnudo el olvido lleva el deseo del mar
como un flor de sed que mueve el alma
tiemblan las hojas los sueños y mi voz
poseyéndome como honda corteza donde la vida escapa
un recuerdo de agua en una luz de carne
semejante al amor es un ala el olvido
en la tierra que sube de mi voz
nutrida con la savia en el hilo de un beso
y madura hacia dentro como un fruto
donde observa invisible la mirada
un latido de flor un sueño de hojas
como una sed nacida en tiempo roto.
(De Amante del amor, 1999)
TIBIA EL ALMA
Tibia el alma arde en la brisa
afina el viento su breve latir
en tu cintura sueño a flor de agua
donde una luz seduce
el íntimo retozo de tu vuelo.
(De Amante del amor, 1999)
CONTORNO DE LA LLAMA
A.C.S.
Desnuda va la sangre en su llama
de río su luz traspasa el agua y el lenguaje
así de sueño estiràndose fino como un ala
subiendo en giro luz al aire forman
de viento simas ahondan la madrugada del viento
vino y mar fugan el fuego en su mirada
dios solar en el silencio tierra y agua
donde corre en la arena la demencia del uno
alma quemada en la llama del iris
astro de música en un tacto sin cuerpo
robada claridad su luz de sueño
diluye los colores en la escritura el fuego
semilla enamorada que germina
en la carta de muerte que giran sus vocales.
(De Amante del amor, 1999)
AMANTE DEL AMOR
Se abre en rueda mi mano y gira el pecho
la elevación del agua sus pezones
en el sonoro vínculo del ser
irse es retornar en el hilo del beso
danza el fuego la cera del deseo
gota amada de instantes capturados
talle el reloj de tu minuto carne
ondas de labios al pie rosas germinan
tacto violeta en el latido mudo de la piel
estirada hasta el punto crecido del orgasmo
fuga la noche el deseo y en sus límites
la llama del lenguaje funde cuerpos.
(De Amante del amor, 1999)
SER O NO SER
Al aire estás y no es el aire
sino una cosa muda que alguien piensa
y susurra en tu piel como un pensar del aire
Es tu voz y no es tu voz
sino un recuerdo en la garganta
que va espigando sueños
en el aire del día
Estas al sol y no es el sol
sino naranjas húmedas que llenan de amarillo
el nocturno día que en redondo se muestra
Con Dios estás y no es Dios
sino el efecto de alas que produce tu fe
llenando de plumas la metafísica del arte
Siento que me miras y no me miras
es una comunión de sentidos donde finge el ojo
oler el tacto de la luz
Tienes la sed del agua y no es el agua
sino un ardor de vida que transparenta el sueño
Al misterio te muestras y no es misterio
sino un árbol que habla desde el verde
aquello que todos ven presente en sus detalles
Me despiertan tus pasos y no son pasos
sino suspensos del alba
de una angustia que piensa
Sientes amor y no es amor
sino un rumor de sangre que respira tu pecho
hasta absorber la savia
que en tu aliento se capta.
(De Amante del amor, 1999)
COSAS
Y navegué toda la noche desde Homero hasta Joseph Conrad".
Jorge Luis Borges
Otra vez esta vez
con lluvia en los cristales
con miradas y con nubes
cantando al interior de estas cosas que rompen
en la luz de la vida el sentir que las vence
y dejan de ser silla
y dejan de ser mesa
y agarran nuestra voz
y chillan con nosotros y escapan de su forma
como forma de unirse
a lo que escapa
y un silencio de agua
se va quemando en el aire
y hacen agua del verbo
y un barco de papel
tiembla de cosas
y en la corriente besan
el cristal que la lluvia
como cosa consciente
les brinda en la humedad
que habla su nombre.
(De Temblor de pasos, 1995)
UN DIA LLUVIOSO
Trae la guitarra el día lluvioso
gimiendo hacia adentro en el alcohol
enferma el tiempo su flor
y su barro de sueño enuncia el aire
en un decir de muerte espesos ríos
persiguen sus orillas como una selva hollada
cuando Dios estaba aún azul dentro del hombre
(De Amante del amor, 1999)
DUARTE
Si pudiera crecer en el ángel de tu ira
como una lengua muda que se le escapa al sueño
la ausencia lograría al borde de tu herida
el argumento de lo no creado
si pudiera verte por dentro desnudo de palabras
una luz granizada imantaría distancias
y grabaría la página que se alza en tus latidos
como un número espeso que circula en la sed.
(De Caída agonizante, 2000)
LEON FELIPE
Este hueco
iba cavando en mí
como con manos
cava el tiempo el lenguaje
escuchándose sin voz
nadando en el eco
de una idea que fluye
palmo bajando
gimiente palabra
del origen.
(De Caída agonizante, 2000)
MECIÉNDOSE EN EL AGUA
A mi madre Juanita Alcántara
Meciéndose en agua su mirada
roba una estrella carne de su luz
y el corazón desnudo en la palabra
al imán de la forma define su pureza
cuajando en la raíz del mediodía
su llama de costumbre en los demás
curva el sol sobre el tiempo sus labores
circula en el olvido la memoria del alma
toda la sombra es mundo y el mundo su mirada
y una forma sin mundo es la inocencia
derramado en latidos el viento de tu agua
derritiéndose en vida se desvanece el aire
en el pulso de luz de tu ternura.
(De Amante del amor, 1999)
TACTO FRESCO
Al tacto fresco del día mi voz se duerme
y en tibia fiesta el sueño surge
ahora se deshace el punto subrayado
y robo al tiempo todas mis edades
a la deriva recorro la ciudad
y me encuentro a varios siglos del futuro
revelado a los ojos que traspasan descubro
árboles brotando en espiral
unos hombres que me miran extraños
deshojado el aire en perspectiva un rumor se aleja
una calle marchándose en cómputos
del cielo se descuelga una araña
con sus labios de piedra
y una indiferencia transcurre extinguiéndola
las aguas de un estanque copian una antigua glorieta
un astro mira el regreso como un pacto
en el dolor de mí la sombra fuga
desgarra el plano el acto de su fe
y mi palabra se extingue en el universo
de una gota de agua
donde oigo resollar las multitudes
y deseo volver a los brazos amados
al té que mi mamá con gusto
cada día nos brinda
ansía la vigilia la otra orilla
al tacto fresco del día que me ve despertar.
(De Amante del amor, 1999)
EPITAFIO
Nuestro vivir sentido da a la muerte
y en el aire quemado me desgasto
interroga el crear desde su sino
viviendo estoy muriendo de vivir
fugándose mi voz con el deseo
muriendo estoy viviendo de afrodisia
provisional desgarradora oscura
para subir sin alas
la muerte que me vive
es sólo un sueño.
(De Caída agonizante, 2000)
DESOLACIÓN
A Frank Martínez
en la plenitud del grito.
Abatida hasta el polvo está mi alma
Salmos 119....25
Y agotado y rendido y casi muerto
abandonado en la sal de mi ser
tomo esta letra viva
tomo este verso así
como el hielo de vidrio que simula la sangre
cortando como el frío semejanzas del odio
como una queja lenta que hace metal la forma
y roto y tendido y abollado
en las rancias colinas del insomnio
como una sombra colgado de la noche
repito la plegaria que me conversa Dios
por la silueta fértil que hace piedad la llama
por la máquina misma que se queda en los sueños
y trabaja en detalles la posible quimera
en la agónica página que tala voluntades
como un gotero eterno que suspende su canto
para oír el delirio de un poeta que late
en esta orilla sorda
donde rueda mi grito
en un oscuro tiempo
en una llaga oída que la nada escudriña
en esta noche muerta que se clava en mi ánimo
como una repetida soledad de universo
cuando tú te derrumbas en el resto del tiempo.
(De Caída agonizante, 2000)